El puente peatonal que une a Eslovaquia y Austria es una de las construcciones de acero más significativas de los últimos años. Su importancia no radica tanto en su vertiente arquitectónica, sino en lo referente a su historia.
Esta vasta pasarela que cruza el río Morava se encuentra en el mismo lugar en el que se erigía un antiguo puente que mantenía conectadas a Eslovaquia y Austria; en concreto, era empleado por la emperatriz María Teresa, quien residía en el austríaco palacio de Hof pero se trasladaba frecuentemente a Bratislava para visitar a su amada hija María Cristina. Más tarde, el puente formaría parte del Telón de Acero que dividió a ambos países durante años.
Actualmente, y tras la puesta en marcha de un proyecto acordado entre los gobiernos de Bratislava y Austria, ambos territorios quedan unidos por un puente de acero que mide 525 metros y de cuya construcción se ha encargado la empresa Ingsteel s.r.o.
Situado en una zona de inusual belleza natural, el propósito del proyecto es incrementar el flujo de autóctonos y visitantes entre la localidad eslovaca de Devinska Nova Ves y el palacio de Hof, una de las mayores atracciones turísticas de Austria. La iniciativa, cuyo coste alcanza los 3.1 millones de euros, también persigue promover el turismo local a través de excursiones en bicicleta, caminatas populares y otras actividades similares. Con la construcción de este nuevo puente se recupera un elemento de conexión histórico entre estos dos países.
Atendiendo al hecho de que toda instalación expuesta a la atmósfera puede sufrir corrosión con el paso del tiempo, el proyecto también ha contado con la participación de Hempel, encargada de garantizar el correcto recubrimiento de la estructura de acero. Cabe tener en cuenta que, antes de seleccionar un sistema de pintura que prevenga los daños de la corrosión, es fundamental conocer los materiales de construcción que se han empleado, tales como el acero, acero galvanizado por inmersión en caliente, acero metalizado, aluminio o acero inoxidable.
