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Petardos, pitos, pancartas y consignas vociferadas en todos los idiomas y hasta una tamborrada. Bruselas se ha visto sorprendida esta mañana por la presencia de más de 5.000 empleados de la siderurgia europea, llegados desde países como Alemania, Francia, Holanda, Italia y España, entre otros, para exigir medidas urgentes de actuación que pongan fin a la inminente caída -según auguran- del sector.

El foco de atención vuelve a recaer sobre la Comisión, brazo ejecutivo de la UE y a quien los trabajadores del sector del acero de los Veintiocho demandan que ponga fin al dumping de productos de acero procedentes de China, el Goliat que lleva años diezmando a las acerías europeas con la venta de productos por debajo del precio de mercado.

La capacidad de China de importar acero low cost en territorio comunitario se explica por su desmesurado nivel de producción y por las ayudas gubernamentales que recibe el su sector. Las acereras del resto del mundo, mientras tanto, se ven incapaces de competir con el producto siderúrgico chino, a quien consideran un competidor desleal.

Tanto es así que, por el momento, se insta a que no se considere a China una economía de mercado a que se pongan en funcionamiento medidas antidumping especiales para este sector. A la crisis del sector siderúrgico español, además, hay que sumarle agravantes como los prohibitivos precios de la electricidad a los que deben hacer frente las acereras o la caída de la demanda mundial de acero.

Bruselas, por su parte, se defiende alegando que lleva semanas trabajando en el problema, abriendo investigaciones relacionadas con los productos de acero procedentes de China. El tiempo de reacción, sin embargo, no es lo suficientemente rápido para el sector, desesperado por toparse con propuestas que logren acabar, sino frenar, la amenaza que sobrevuela al sector.

Vía | El País / Foto La Vanguardia

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